
Aquél salmón estaba sazonado sólo con una mezcla de mantequilla derretida y limón con la que se "barnizaba" el pescado antes de meterlo al horno. Luego, frecuentemente se abría el horno para agregarle más mezcla.
Sencillo y sabroso, en aquella ocasión Ezequiel usó como acompañante unas ricas papas al romero.
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